[Foto de: pixabay]
Para encontrarla tuve que perderme;
para amarla más, tengo que negarme;
para encontrarnos: yo voy y ella viene,
para escucharla tengo que callarme.
Cuando lejos está y no la veo, la extraño;
cuando aquí está, me siento un extraño.
Su lejanía me enajena y enloquece,
su cercanía me desarma y estremece.
La pierdo y me pierdo,
la encuentro y me pierdo,
cuando en sus brazos estoy,
es ella y no sé lo que soy.
Si me quiere con vida, debe volver a mí.
Al volver a mí, ya no vivo, ella vive en mí.
Yo muero por ella, ella vive por mí.
Yo vivo por ella, ella resucita en mí.
Es un perfecto equilibrio
el que demanda el amor.